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¿Todo queda en familia?

Por Francisco Javier Toledo Santana


La adecuada estructura de una empresa familiar es aquella que logra el equilibrio entre las necesidades de la empresa y el talento interno y externo.


La existencia de un negocio familiar hace inevitable la interacción entre los miembros de esa familia y el resto de los otros trabajadores. Por eso es importante analizar a profundidad el hecho de que un negocio de este tipo, a lo largo de su vida operativa , va incorporando no sólo a la familia consanguínea, sino también a otros que de alguna forma son muy allegados, así como también a colaboradores totalmente ajenos a ella.


Con el paso del tiempo, en la relación empresa-familia llega a ser tal la interacción cotidiana que la estructura organizacional comienza a tomar forma de árbol genealógico. Muchas veces sucede que el miembro mayor de la familia ocupa un puesto alto, y así sucesivamente hacia abajo del organigrama.


Por eso es importante contar con reglas claras y bien definidas sobre quienes deben participar y en donde jerárquicamente deben situarse en el organigrama, cuidando siempre que sea de forma justa y de acuerdo a las competencias, capacidades, habilidades y aptitudes de cada uno. De no hacerlo se corre el riesgo de favorecer a un miembro de la familia dando posiciones dentro de la organización para las cuales no es apto. Esto afecta de manera significativa el desempeño y el logro de objetivos de mediano y largo plazo.


Es aquí en donde se tienen grandes beneficios de la implementación oportuna del “Protocolo Familiar o Carta Magna”. Como documento formal, se establecen las bases para la asignación de requisitos para los cargos a desempeñar dentro de la empresa, en donde es necesario cumplir con el perfil adecuado para tener derecho a competir por un puesto. De lo contrario, se comenzará a debilitar y a poner en peligro el buen funcionamiento de la organización.


Es importante recordar que la empresa familiar es un gran mérito de su fundador, es su sueño, el esfuerzo de muchos años. Sin embargo, el poder de generar una fuente sustentable y segura de empleo para los demás miembros de la familia no debe de ser a costa de dar privilegios que no son merecidos de acuerdo a las necesidades y reglas establecidas.


En ocasiones el tema de la sucesión se deja de lado. Pero en la visión estratégica del empresario debe estar la formación a temprana edad de los miembros de la familia y el cual debe ser oportunamente impulsado para desarrollar las habilidades que se consideren necesarias. Complemento de esto es contar con técnicas adecuadas de selección y reclutamiento, apoyadas en ocasiones por despachos de asesoría, que verifican que se cumpla con los requisitos de cada uno de los puestos. También es importante recordar que no todos los miembros de la familia estarán interesados en formar parte del negocio, y que otros no contarán con el perfil adecuado.


Si quieres conocer más acerca de esta tendencia, te invitamos a participar en nuestro Seminario de Institucionalización de Empresas Familiares.


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